CARMEN CORONEL 
BAQUERIZO MORENO 604 IMENDIBURO 
GUAYAQUIL- ECUADOR 
TELÉFONO 25 69668
  • Hemorragia
  • Alcoholismo 
 "Yo tenía una menstruación abundante y poco a poco se hizo más progresiva, esta aumentaba y aumentaba que ya no podía pararme por temor a que el flujo se me viniera de golpe. En los tres primeros días de menstruación no iba al trabajo, me sentía muy cansada, así que consulte con el médico y este me dijo que debía operarme el útero, porque lo tenía demasiado grande y eso me producía la hemorragia. Yo sinceramente le tenía un poco de temor a esa cirugía. Por coincidencia me enteré por el periódico que había una conferencia de sanaciones alternativas en Julio del 2002 pero lo que más me impactó de todos diferentes métodos que presentaban, fue la terapia de los fuegos HOMA y desde el primer día que participó dormí bien. Justo andaba en los días finales de mi periodo y ese día después del fuego cuando llegué a casa dormí doce horas seguidas. En ese tiempo estaba de vacaciones. También me enteré que los fuegos seguirían aquí en Guayaquil y podía venir todos los días de la semana a tomar la ceniza de Agnihotra. Para el siguiente mes ya hacía los fuegos en mi casa y no menstrué sino hasta el tercer mes, que me vino de forma normal por tres o cuatro días. Todo esto le conté al médico que quedó sorprendido porque cuando estaba bajo su control la hemorragia seguía. Después los meses pasaron normalmente ahora ya no tengo miedo ni temor porque hasta uso toallas sencillas ya que tengo un flujo normal y no como antes que tenía que usar pañales. Ahora espero transcurra el tiempo para que en el mes de enero próximo después de seis meses el doctor me dirá como está el útero. También estoy pasando la etapa de menopausia, algunas veces menstrúo otras no, pero si me siento activa y puedo andar y caminar sin problemas, la hemorragia desapareció.
Vivo en un edificio en el 6º piso, tengo un vecino en el 4º piso cual es teniente de la marina y todos los fines de semana solía tomar muchas bebidas alcohólicas. Hacía bulla, arrojaba las botellas y vasos por el balcón y eso resultaba peligroso para las personas que pasaban por allí a pie o en carro. Desde que yo empecé a realizar los fuegos Homa en mi casa noté que eso se acabó. El otro día el guardián del edificio me comentó "Señora el teniente ya no bota las botellas, ni los vasos, ni tampoco en la esquina se reúne la gente a tomar. Ese grupo de gente escuchaba música en tono muy fuerte y alto, que hasta no nos dejaba dormir y también utilizaban un vocabulario soez; todo eso ha desaparecido. Ahora el barrio es muy tranquilo, gracias a Dios."