RAMON y CHIQUI NAVARRO
La Cordialidad
Baranoa
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Colombia
  • Incontinencia Urinaria
  • Árbol de Limón seco
  • Plantas de Rugula
  • Problemas económicos

Así como hoy, un domingo hace tres años hubo aquí una piramidada, éramos de treinta a cuarenta pirámides. Aquí llegó la vecina que era suegra de un primo mío que sufría de incontinencia urinaria desde hace mucho tiempo. Después de hacer los fuegos de Agnihotra por la tarde, ella vino al día siguiente a decirnos que ya había controlado la incontinencia urinaria pues no había vuelto a usar más el pañal.

Aquí también en esta misma casa teníamos un palo de limón que estaba ya seco y fue cuando recién conocimos la Terapia Homa. Trajimos ceniza y comenzamos a probar los poderes con el árbol que tenía las ramas secas, tenía unas cuantas hojas. Nosotros tenemos la foto del árbol al que le echamos cenizas, al tercer día las ramas secas botaron unas verrugas y días después le aparecieron unas bolitas que eran los limones pequeñitos. Con el tiempo el árbol volvió a tener vigor, le salieron nuevas hojas y cuando le preguntamos al doctor Abel, él nos dijo que esta energía actúa sobre los frutos. Después vimos unos videos de cómo habían hecho con estos casos en Panamá.

 

En la finca ya teníamos activada la granja Homa y de allí salían cosechas de rúgula que los mismos italianos quedaban asombrados ya que ni en Italia conseguían sacar plantas como esas, quedaban asombrados por el tamaño que tenían.
 

Los hijos haciendo Triambakam Homa


 Por dos meses dejamos de realizar la Terapia Homa por no conseguir los horarios y las plantas volvieron a ser de tamaño normal y hasta hemos tenido problemas porque algunas se pasmaron.

Una de las señoras que vino a la piramidada, llevó para una muchacha que llevaba quince días postrada en su cama, las cenizas del fuego de la Terapia Homa y después de tomarla un día al otro se levantó normalmente y decía sentirse perfectamente.

Resulta que mi señora se había separado del marido y hacía veinte años que habían hecho repartición de bienes. Nosotros vivíamos en la finca en una condición bastante precaria y fue el tiempo que vino Aleta y Abel e hicieron los fuegos de prosperidad aquí mismo. Cosa curiosa, al día siguiente me cerró el negocio y pregunté al Dr. Abel. ¿Qué pasó, si estamos haciendo los fuegos? Me tranquilizó diciendo: Eso debe ser que por allí no es, sino por otro lado. A los quince días llamaron a casa para decir que le habían depositado cuarenta millones del pago de los doscientos millones resultado de la separación de bienes. A la semana, me llamaron de mi familia para entregarme toda la finca a cambio de las acciones que yo tenía en la empresa y así fue que en un mes estábamos navegando en prosperidad. Son increíbles las cosas que me han acontecido.